Orbis Tertius, un mundo en el que ya casi nada es como lo conocimos

Bienvenidos a Orbis Tertius.

 

“…Hacia 1824, en Memphis (Tennessee) uno de los afiliados 
conversa con el ascético millonario Ezra Buckley. 
Éste lo deja hablar con algún desdén 
—y se ríe de la  modestia del proyecto.
Le dice que en América es absurdo inventar un país y le propone
la invención de un planeta…Esa revisión de un mundo ilusorio se
llama provisoriamente Orbis Tertius…” 
 
Jorge Luis Borges
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius.
Ficciones
  

El año 2000 no trajo consigo el estilo de vida de los Supersónicos, el cambio fue mucho más profundo y pasó por Internet y por la posibilidad de acceder a los recursos que ella enlaza, en una nueva Era, la de la Información. 
No tenemos autos voladores, pero hoy podemos, desde nuestros teléfonos, obtener datos al instante, estar al tanto de noticias, consultar información de todo tipo, seguir mapas, buscar un restaurante cercano, chequear el pronóstico meteorológico, etc. etc.; pero también podemos ser localizados y nuestros gustos y opiniones seguidos sin que ello se ponga de manifiesto en forma ostensible, en una suerte de organización orwelliana de las interacciones humanas.
Vamos abandonando sutilmente la “Galaxia Gutenberg” (McLuhan) y por “la red” compramos, vendemos, consultamos, sacamos entradas para el cine o el teatro, contratamos hoteles y servicios turísticos, escuchamos música, vemos películas, establecemos una videoconferencia con alguien distante, consultamos nuestros estados de cuenta bancaria y realizamos pagos o transferencias, contamos dónde estuvimos, con quien nos vimos y hasta qué comimos, etc., etc. 
En gran medida, la vida de las sociedades urbanas requiere ya de conexión a la red y de las mínimas aptitudes necesarias para no quedar aislado en esta nueva Era, aun cuando no todas las personas cuentan con las destrezas necesarias para moverse en este nuevo mundo, que fue desarrollándose a su alrededor, hasta rodearlos. 
El desarrollo de la Sociedad de la Información renueva hoy un viejo problema, el del acceso. Y digo que lo renueva porque se planteó ya en otras ocasiones en las que se incorporaron nuevas tecnologías a la vida de las personas. En poco tiempo más va a ser casi imposible que en determinados medios las personas puedan desarrollar sus actividades vitales, formarse, expandir sus conocimientos y posibilidades sin un manejo mínimo adecuado de la tecnología informática con la que casi todo a nuestro alrededor opera y en cuyo ámbito se despliegan los contenidos culturales, industrializados. 
Gran parte de la población del planeta habita ya en Orbis Tertius, un mundo en el que ya casi nada es como lo conocimos, aunque no siempre tengamos conciencia de ello.  

2 Comments

  • Muy interesante, sobre todo por la capacidad de síntesis. Añadiría una complejidad: las nuevas tecnologías suponen la renovación del problema del acceso, pero amplían, a su vez, el del control (al menos enumerado, en esta opinión tuya). Control individual y control social en tiempo real, parecen ser una cuestión sobre las cuales la orfandad de legislación (no tanto para evitarlas pero si para limitar sus consecuencias) incrementa una exposición, que a mediano plazo, ya observamos como tóxica. Hay además una suerte de disponibilidad total, incluso restando las opacidades inherentes a los seres humanos en favor de una transparencia resignificada en panóptico, más que en conducta (ver Byung-Chul Han). El cuento de Borges parte de una incongruencia entre versiones de la Enciclopedia, si mal no recuerdo: citas que están y desaparecen, que se leyeron pero que ya no se pueden leer. Como el mundo que vivimos en el pasado y el que vivimos ahora, sabiendo que no será el que viviremos.
    Pero sin poder elegir cuál será.
    Saludos

    • Lo que decís va a un punto medular, porque las nuevas tecnologías son también, y en algunos casos lo son medularmente, tecnologías de control. Nunca como ahora los poderes (el Estado, los poderes económicos y fácticos en general), tuvieron tanto información de las personas, de sus vínculos e intereses, como ahora. Y no necesitan buscarla, nosotros la ponemos a su disposición al postear cosas en las redes sociales o al aceptar la política de privacidad de datos (de no privacidad de datos) de sitios con los que interactuamos. El panóptico es una realidad que nos atraviesa. Y no hay ya vuelta atrás, sólo se puede discutir algo con relación a límites; pero la formulación del derecho siempre está acotada por el poder y esta realidad virtual (paradoja moderna) sirve a los poderes modernos por los que fue forjada.
      Abrazo

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